José Carra: «Me gusta llevar unos calcetines bonitos antes de tocar»

Hace ya cinco años que Málaga vio el nacimiento de la Asociación de Jazz creada por un grupo de músicos amantes de este género. Entre ellos se encontraba la figura de José Carra, pianista que ha conseguido ganar prestigio entre los músicos más cotizados de España. Tocando desde los seis años, Carra ha colaborado con artistas de la talla de Stanley Jordan, Roberta Gambarini o Carles Benavent, entre otros.

Conmovido por su amor hacia la música, ha impartido clases de jazz en diferentes ciudades españolas (Sevilla, Almería, Badajoz, Melilla…) y no es para menos, ya que él mismo tuvo a profesionales de reconocimiento internacional por maestros. Bruce Barth, Ben Street, Jerry Bergonzi o Kenny Barron son algunos de los profesores con los que ha contado este joven artista de origen andaluz. En 2013 decide formar el grupo The Wild Bunch junto a Enrique Oliver, saxofonista y compañero de andanzas junto al trompetista Félix Rossy, el baterista João Lopes Pereira y los portugueses Romey Tristão al contrabajo.

Habiendo colaborado en seis discos y tras sacar dos trabajos al mercado —Ewig y El Camino—, José Carra sacará este año su tercer álbum con el título de Verso. A continuación os dejamos con el behind the scenes de su nuevo trabajo y con la entrevista que tan amablemente nos concedió. ¡Disfrutad de la buena música!

Sabemos que con seis años comenzó en el mundo de la música, pero no fue el instrumento que toca actualmente el que le acompañó durante su infancia. ¿Por qué decidió cambiar el punteo de la guitarra por el repicar de las teclas de un piano?

Siempre me he movido por impulsos y corazonadas. Empecé con la guitarra porque quería aprender el solo de una canción. Estuve unos 3 años con la guitarra hasta que mis padres me apuntaron al conservatorio y cambié a última hora la ficha de inscripción. Mis padres me querían matar porque ahora tenían que alquilar un piano. Aún guardo mi primera guitarra.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo laboral?

Los primeros trabajos que hice fueron en bodas con mi profesor de música del colegio. Luego toqué en una orquesta de baile unos años, pasé por la copla (solo aguanté dos meses) y por las cosas más extrañas que te puedas imaginar. Mi primer bolo de jazz fue en Fuengirola, en un restaurante, para 2 personas y no me sabía ni un tema, ahí empecé a tener que improvisar.

¿Cree que la música clásica o el Jazz son géneros poco valorados en este país con respecto a otros?

Creo que está poco difundida y poco subvencionada. Uno valora lo que conoce, y a veces es una odisea poder escuchar jazz o música clásica en la tele, o en la radio. Mi sueño sería que hubiera una radio en la que después de un tema de Queen, pincharan a los Panchos, luego a Ravel y después a Coltrane, y nadie se escandalizara.

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Según sus propias palabras, cada disco es una historia diferente y por esa razón escoge a distintos músicos cada vez que decide lanzar uno nuevo al mercado. ¿Cuál es la historia de Verso, su último trabajo?

Mi música está siempre muy relacionada con la poesía. Tanto en la estética como en su estructura interna. En este disco he creado unas melodías sencillas que van entrelazándose a lo largo de todo el disco. Hay una temática general, como en un poemario, y, al igual que en la poesía, he intentado despertar algo en el oyente en cada tema, a través de los títulos y de la música misma. Me es mucho más fácil relacionarme con las personas a través de la música que a través de las palabras. Al igual que a veces los conceptos más universales del ser humano se entienden mejor a través de la poesía, porque no son tan concretas como una definición. Son una llave que abre las puertas de la imaginación.

Por su experiencia y trayectoria, ¿piensa que es importante que las nuevas promesas musicales tengan una buena formación de base?

Yo no he estudiado jazz en ningún sitio y, pese a haber estudiado composición en el conservatorio, un gran porcentaje de mi aprendizaje lo he hecho escuchando música y tocando con más músicos. Hoy en día, tenemos la suerte de que hay muchas escuelas de música moderna y conservatorios donde estudiar jazz, pero no deben olvidar que la música no se puede aprender al cien por cien en ningún sitio.

¿Tiene alguna manía a la hora de salir a tocar en público?

Me gusta comer antes de tocar y llevar unos calcetines bonitos.

¿Por qué dedicarse a la música? ¿Cuál fue el detonante o la causa por la que pensó «Yo quiero hacer esto el resto de mi vida»?

Desde muy pequeño sabía que me quería dedicar a esto, pero no era consciente de que realmente se pudiera. Yo quería formar parte de los Panchos o de los Bee Gees. Recuerdo un día tocando el piano en el que pensé que si realmente eso era lo que más deseaba en el mundo, tenía que poder hacerlo. Creo que si realmente deseas hacer algo nada te debe detener para alcanzarlo.

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¿Algún compás favorito?

Precisamente en Verso hemos trabajado compases que no se suelen usar tanto, como el 5/8 o el 7/8, incluso a veces superponemos unos encima de otros. Para mí, lo importante es que puedas bailarlo.

Qué prefiere, ¿música en directo o en estudio?

Siempre en directo, odio grabar. Lo hago porque hoy en día es necesario presentar un trabajo, y porque puedes llegar a más gente, pero en cuanto me pongo los cascos siento que no es real. Me gusta la música viva, que cambia cada día.

¿Alguna vez se ha sentido tan agobiado como para llegar a decir: «necesito alejarme de la música»?

Cada dos meses [risas]. Es verdad que a veces necesitas parar un poco, porque entre giras, conciertos, proyectos, grabaciones, clases, a veces te das cuenta de que llevas dos meses en los que no has parado, y tampoco puedes estancarte en la música, siempre hay que estar creando cosas nuevas y si no tienes tiempo para parar, respirar, comerte una pizza con tus amigos o ver una película, lo que haces no vale para nada. Mi música se nutre no solo de música, también de lo que hago cuando no estoy tocando.

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Canciones favoritas de todos los tiempos.

How deep is your love de los Bee Gees, In the wee smalls hours of the morning cantado por Frank Sinatra, La hiedra por los Panchos y el Aria de la suite n.3 de Bach. Y unas 100.000 más.

A parte de la música, ¿es amante de algún otro tipo de arte? (cine, teatro, pintura, escultura, literatura)

Me encanta todo, y creo que es necesario sacar tiempo para eso. Creo que un músico que solo se dedica a la música, está perdido. Un músico no puede vivir solo de la música, el lirismo te lo va a dar la literatura, la poesía; las historias del ser humano están ahí y en el cine. Cuando estoy en un museo o leo un libro, a veces me da la sensación de que estoy estudiando. Muchas ideas musicales se me han ocurrido muy lejos de un piano. El arte es la memoria del ser humano, y lo necesitamos en todas sus vertientes.

Por último, ¿algunas palabras para esos nuevos aspirantes a músicos?

Que confíen en que todo se puede conseguir poco a poco, que tengan paciencia, que hoy en día parece que tenemos que tenerlo todo al instante. Yo llevo más de 20 años dedicándome a la música y siempre tengo la sensación de que estoy empezando y me encanta. Lo más importante de todo es desearlo con fuerza, como decía Hölderlin: «Nada somos; lo que buscamos lo es todo».

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Desde la redacción de Orbe queremos agradecer al maestro Carra que nos haya cedido un pedacito de su agenda —la cual sabemos que es bastante apretada— para responder a las preguntas con tanta rapidez como lo hizo. Sin más que decir por nuestra parte, os dejamos sus redes sociales para que podáis apreciar directamente la calidad de este gran músico andaluz.

*Imágenes cedidas por la página de Facebook de José Carra (link a continuación)

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Autora: Paquibel Sánchez Rueda

Correctora: Andrea González

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